viernes, 24 de abril de 2009

Luz


Sigo nuevos pasos.
Desaprendo el sinuoso camino que he dejado atrás
cuando nuevas gotas de colores
cambian el arco iris de mi vida.

Ahora no elijo el sendero,
sino que el sendero elige
formar una alfombra bajo mis pies
alimentándose de mis sentimientos.

La esperanza me hace caminar
sobre cálido y mullido terciopelo…

La melancolía, en cambio,
saja y desgarra mi piel
con pequeñas y afiladas puntas de cristal.

Pasa de forma irrefrenable el tiempo
y observo, entiendo y aprendo
que toda esperanza es inexistente,
pues en manos de un impredecible destino
una lluvia de intensa imaginación
designa de forma inconsciente
una barrera infranqueable,
un final irrenunciable,
un alto en el camino.

jueves, 9 de abril de 2009

Antes del comienzo


Ahora ya no encuentro poesía reprimida.

La naturaleza siempre me hizo explotar
un sinfín de rimas locas y apasionantes.
Sin embargo las circunstancias han cambiado.
La naturaleza ya no existe para mí.

No consigo ver cómo planean las hojas de los árboles
cuando soplos de viento acarician sus ramas.
A mi alrededor ya nada planea, todo es muy pesado
y la gravedad no exime de su control
a los objetos que me rodean.

Tampoco escucho esos sonidos que acudían a mí
siempre que caminaba lejos de la ciudad-dormitorio
del despropósito de la rutina diaria de mi vida.

En aquel tiempo fueron grandes conversaciones
y largos paseos en buena compañía…
¡Qué extraordinario era escuchar
aquel tímido crepitar bajo mis pies
cuando a lo largo del sendero
pequeñas piedras y ramas gritaban anunciando mi presencia!

Recuerdo entonces regresar a casa
y sentir impregnados mis pulmones
de ese perfume de salivante comida recién hecha.

Mis oídos ahora sólo dan cuenta de lamentos,
ruidos desquiciantes y silencios confusos .
Mi lengua ha quedado mutilada,
sólo me alivia así escribir añoranzas…

Ya no existe la armonía,
Mas siento acercarse la esperanza.
Empiezo a ser consciente de todo.


… … …


Es inútil, sigo en un coma poético.
Recuerdo haber soñado lo mismo
una y otra vez.

Siempre termino escuchando una sinfonía al compás
que de nuevo me sumerge en la eterna inconsciencia.

Sigo sin encontrar poesía reprimida.
Sólo se abre una ventana,
la de transcribir mis sueños sin sentido…

Llevo tiempo registrándolos todos.

En breve comenzaré a transferirlos.

Es lo único que queda de mí.